Una mujer de 25 años en China se ha convertido en la primera persona en el mundo en revertir completamente la diabetes tipo 1 utilizando una innovadora terapia con células madre derivadas de su propio cuerpo. Este hito médico, reportado en la prestigiosa revista Cell, representa un avance sin precedentes en el campo de la medicina regenerativa y podría transformar el tratamiento de enfermedades autoinmunes.
¿Qué es la diabetes tipo 1?
La diabetes tipo 1 es una enfermedad crónica de origen autoinmune que destruye las células beta del páncreas, responsables de la producción de insulina. Sin esta hormona, el organismo no puede regular los niveles de glucosa en sangre, lo que puede generar graves complicaciones como daño renal, ceguera, problemas neurológicos e incluso amputaciones.
Hasta ahora, el tratamiento estándar consistía en la administración diaria de insulina exógena mediante inyecciones o bombas, acompañado de un control constante de los niveles de glucosa. No obstante, esta nueva terapia apunta a restaurar la capacidad natural del cuerpo para producir insulina, eliminando así la dependencia de tratamientos externos.
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¿Qué sucedió en China 2025?
El equipo de investigación de la Universidad de Pekín, encabezado por el profesor Deng Hongkui, logró extraer células somáticas de tres pacientes con diabetes tipo 1 y reprogramarlas para convertirlas en células madre pluripotentes inducidas (iPSC). Estas iPSC tienen la capacidad de transformarse en cualquier tipo celular del cuerpo. Posteriormente, los científicos las diferenciaron en células de islotes pancreáticos funcionales y las trasplantaron a los pacientes.
En el caso de la paciente que marcó este hito, tan solo dos meses y medio después del trasplante, su cuerpo ya producía suficiente insulina de manera natural como para abandonar completamente las inyecciones. Ha vivido más de un año sin necesidad de tratamiento externo, lo que indica una curación funcional sostenida.

Este enfoque supera las limitaciones de los trasplantes tradicionales de islotes pancreáticos, los cuales dependen de donantes de órganos y requieren inmunosupresores para evitar el rechazo. Al emplear células madre autólogas —provenientes del propio paciente— se reduce significativamente el riesgo de rechazo inmunológico. Aunque la paciente ya tomaba inmunosupresores por un trasplante hepático anterior, el equipo trabaja en una versión que evite completamente la necesidad de estos medicamentos.
Empresas como Vertex Pharmaceuticals también han desarrollado terapias con células madre para la diabetes tipo 1, aunque su enfoque aún depende de células madre donadas, lo cual implica inmunosupresión continua. En contraste, el modelo chino promete una solución más sostenible, segura y accesible.
A nivel logístico y económico, esta terapia podría suponer un cambio radical. Si se consigue estandarizar la producción de células funcionales a partir de cualquier individuo, el tratamiento podría implementarse a gran escala en sistemas de salud pública.
La terapia desarrollada por el equipo de Deng elimina gran parte de esos obstáculos al utilizar células madre autólogas, es decir, del propio paciente. Al ser genéticamente compatibles, estas células reducen drásticamente el riesgo de rechazo inmunológico. Aunque en este caso particular la paciente ya recibía inmunosupresores debido a un trasplante de hígado previo, los investigadores aseguran estar trabajando en una versión más sofisticada de las células de islotes que pueda evadir completamente el sistema inmunitario.

Este avance también reafirma el potencial transformador de la medicina regenerativa en el tratamiento de enfermedades consideradas incurables. Más allá de la diabetes, las terapias con células madre están siendo estudiadas para abordar dolencias como Parkinson, esclerosis múltiple, enfermedades cardíacas y más.
Aunque aún son necesarios ensayos clínicos más amplios y un mayor seguimiento a largo plazo, la curación de esta paciente representa un paso gigantesco hacia una solución definitiva, personalizada y sin precedentes para la diabetes tipo 1. Este logro subraya una vez más el papel protagónico de China en la investigación biomédica de vanguardia.